Los tiempos han cambiado. Una frase repetida sin parangón cada medio siglo. Afirmación que respira aires de nostalgia mal entendida. Como las propias modas y sus tendencias, que sólo son capaces de sorprender a las nuevas generaciones, haciendo sonreír a nuestros ancianos progenitores.
Los roles se han intercambiado. Hombre y Mujer conviven en igualdad de condiciones. Salvo excepciones de taras psíquicas y fisiológicas que denigran al ser humano, el hombre y la mujer comparten sus vidas en una sana democracia. En esta Sociedad actual, se tratan de romper las diferencias y barreras creadas hace siglos entre el sexo débil y el sexo fuerte. Que ambos convivan como uno solo, o por lo menos, que no existan diferencias de uso y autoridad. Pero ¿es eso posible?
La polémica está servida con la nueva campaña otoñal de la marca de ropa danesa Jack & Jones, en donde el uso de ese oscuro objeto de deseo se ha intercambiado...
Jack & Jones le ha dado la vuelta a la tortilla. No es algo novedoso, pero como siempre, sí algo polémico dispuesto a levantar más de una ampolla. Los 'chicos malos' han pasado a ser 'chicas malas' que disfrutan a costa del supuesto "sexo débil". El lenguaje hastiado y soez del personaje masculino, no hace más que evidenciar que la obsesión por alguno de los sexos, denigra por igual al ser humano. El uso de uno de los sexos como mero objeto, convierte a la víctima en juguete roto de quien es ahora la autoridad. Se convierte en una obsesión persecutoria, fantásticamente representada con el plano de la piscina, en el que el hombre (la víctima aquí) es asediado por una punta de flecha de féminas medusas mutantes, dispuestas a inocular su potente veneno de autoridad para su único uso y disfrute sexual.
A nuestra imaginación dejan los creadores de la campaña qué haría esa víctima masculina con sus "guerreras dueñas del sexo". Su respuesta queda enmudecida por el "pitido" de la autoridad. Al sexo débil no se le permite "liberar su expresión". Sin embargo, el spot finaliza con una lapidaria afirmación: "Women are pigs". "Las mujeres son unas cerdas".
Ahí está la clave. En esa afirmación de la que sólo tuvo potestad a lo largo de los siglos la boca de la mujer. Del supuesto y mal llamado sexo débil. Aunque esa potestad vino siempre dada con los sexos, con los roles, intercambiados: "Los hombres son unos cerdos". "No piensan en otra cosa". "Tienen el cerebro entre las piernas"... Queda entonces así expuesta la polémica de la igualdad entre sexos. Si los roles se intercambian, las reacciones serán las mismas. La víctima necesitará por ley y derecho, quejarse, defenderse, ser escuchada y protegida, en esta supuesta "sociedad igualitaria". En esta sociedad en la que, supuestamente, nadie tiene derecho a utilizar a nadie como un juguete. Como un mero objeto de deseo...
Luego entonces, Machismo y Feminismo se enfrentan en una lucha eterna. Patriarcado y Matriarcado intentan convivir entre cortinas de humo, barreras invisibles de entendimiento, desde los inicios de nuestra Sociedad Gregaria.
Es el pago por la creación y evolución de los roles sexuales a través de los siglos. Aunque, como todo en la vida, "las apariencias engañan". Una campaña de moda para vender chaquetas de hombre, convierte en un 'girl toy' al que llevará esa prenda. Deja a la mujer, a la compradora consumista que quiere ver a su hombre "así de guapo", disfrutar de su juguete como una niña, que viste a su muñeco a la última moda.
Algo que, como decíamos al principio, hace sonreír a nuestros ancianos progenitores. Que se ríen de las "nuevas modas" y los cambios de roles sexuales, porque saben que todo "ya estaba inventado". Porque saben que, en realidad, en la vida "las apariencias engañan", y más vale aferrarse a lo tangible y verdadero. Saben que las "nuevas modas" no hacen más que inflar nuestro ego y nuestro cuerpo, para alimentar la separación de esos roles sexuales, que no hacen más que ofrecer "ilusiones ópticas" que se desvanecen con un simple pinchazo...
Dónde quedan aquí entonces los roles sexuales representados. Qué se pretende con la ridiculización del "cuerpo perfecto de mujer", creado artificialmente por el conjunto de la Sociedad machista y feminista, para un efímero disfrute visual. La campaña australiana de las tortitas de Mrs Mac's, juega con nuestra forma de ver a los roles sexuales. La increíble "muñeca lava-coches" no es más que "una tapadera". En realidad, esconde en su interior a una añeja abuela de "lean meat with a crusty top". De "carne magra con una superficie crujiente".
La "muñeca" aquí utiliza sus "armas de mujer", creadas por los lascivos ojos de la sociedad, para llevar a su terreno a la víctima. Como el punzante y fálico cáctus del spot, puede hacer daño "donde más duele". La que está "para comérsela" no es algo inventado ayer, aunque así pretendamos "venderla". En realidad, nos interpela para dejar de soñar, diciéndonos que no hay nada más sustancioso como lo tradicional, por mucho que queramos "revestirlo y venderlo" como algo "novedoso" y "juvenil". Por mucho "crujiente" envoltorio que utilicemos, si el interior no tiene sustancia, todo queda en imaginaria ilusión.
En definitiva, las apariencias engañan. Ambas campañas se retroalimentan con el juego de los roles sexuales para dar lecciones de imaginaria igualdad. Una a través de una fingida seriedad. La otra, a través del humor más rompedor y socarrón. Tanto el propio "muñeco para chicas" de 'Jack & Jones', como la "tía buena", la que está "que cruje", de las empanadas de carne de 'Mrs Mac's', se inventaron hace mucho tiempo por los verdaderos expertos del enfrentamiento entre sexos. Por los verdaderos artífices en ese "juego" del intercambio de roles sexuales: los propios Hombre y Mujer de nuestra evolutiva Sociedad Tribal, con sus naturales y evidentes diferencias históricas.
Los roles se han intercambiado. Hombre y Mujer conviven en igualdad de condiciones. Salvo excepciones de taras psíquicas y fisiológicas que denigran al ser humano, el hombre y la mujer comparten sus vidas en una sana democracia. En esta Sociedad actual, se tratan de romper las diferencias y barreras creadas hace siglos entre el sexo débil y el sexo fuerte. Que ambos convivan como uno solo, o por lo menos, que no existan diferencias de uso y autoridad. Pero ¿es eso posible?
La polémica está servida con la nueva campaña otoñal de la marca de ropa danesa Jack & Jones, en donde el uso de ese oscuro objeto de deseo se ha intercambiado...
Jack & Jones le ha dado la vuelta a la tortilla. No es algo novedoso, pero como siempre, sí algo polémico dispuesto a levantar más de una ampolla. Los 'chicos malos' han pasado a ser 'chicas malas' que disfrutan a costa del supuesto "sexo débil". El lenguaje hastiado y soez del personaje masculino, no hace más que evidenciar que la obsesión por alguno de los sexos, denigra por igual al ser humano. El uso de uno de los sexos como mero objeto, convierte a la víctima en juguete roto de quien es ahora la autoridad. Se convierte en una obsesión persecutoria, fantásticamente representada con el plano de la piscina, en el que el hombre (la víctima aquí) es asediado por una punta de flecha de féminas medusas mutantes, dispuestas a inocular su potente veneno de autoridad para su único uso y disfrute sexual.
A nuestra imaginación dejan los creadores de la campaña qué haría esa víctima masculina con sus "guerreras dueñas del sexo". Su respuesta queda enmudecida por el "pitido" de la autoridad. Al sexo débil no se le permite "liberar su expresión". Sin embargo, el spot finaliza con una lapidaria afirmación: "Women are pigs". "Las mujeres son unas cerdas".
Ahí está la clave. En esa afirmación de la que sólo tuvo potestad a lo largo de los siglos la boca de la mujer. Del supuesto y mal llamado sexo débil. Aunque esa potestad vino siempre dada con los sexos, con los roles, intercambiados: "Los hombres son unos cerdos". "No piensan en otra cosa". "Tienen el cerebro entre las piernas"... Queda entonces así expuesta la polémica de la igualdad entre sexos. Si los roles se intercambian, las reacciones serán las mismas. La víctima necesitará por ley y derecho, quejarse, defenderse, ser escuchada y protegida, en esta supuesta "sociedad igualitaria". En esta sociedad en la que, supuestamente, nadie tiene derecho a utilizar a nadie como un juguete. Como un mero objeto de deseo...
Luego entonces, Machismo y Feminismo se enfrentan en una lucha eterna. Patriarcado y Matriarcado intentan convivir entre cortinas de humo, barreras invisibles de entendimiento, desde los inicios de nuestra Sociedad Gregaria.
Es el pago por la creación y evolución de los roles sexuales a través de los siglos. Aunque, como todo en la vida, "las apariencias engañan". Una campaña de moda para vender chaquetas de hombre, convierte en un 'girl toy' al que llevará esa prenda. Deja a la mujer, a la compradora consumista que quiere ver a su hombre "así de guapo", disfrutar de su juguete como una niña, que viste a su muñeco a la última moda.
Algo que, como decíamos al principio, hace sonreír a nuestros ancianos progenitores. Que se ríen de las "nuevas modas" y los cambios de roles sexuales, porque saben que todo "ya estaba inventado". Porque saben que, en realidad, en la vida "las apariencias engañan", y más vale aferrarse a lo tangible y verdadero. Saben que las "nuevas modas" no hacen más que inflar nuestro ego y nuestro cuerpo, para alimentar la separación de esos roles sexuales, que no hacen más que ofrecer "ilusiones ópticas" que se desvanecen con un simple pinchazo...
Dónde quedan aquí entonces los roles sexuales representados. Qué se pretende con la ridiculización del "cuerpo perfecto de mujer", creado artificialmente por el conjunto de la Sociedad machista y feminista, para un efímero disfrute visual. La campaña australiana de las tortitas de Mrs Mac's, juega con nuestra forma de ver a los roles sexuales. La increíble "muñeca lava-coches" no es más que "una tapadera". En realidad, esconde en su interior a una añeja abuela de "lean meat with a crusty top". De "carne magra con una superficie crujiente".
La "muñeca" aquí utiliza sus "armas de mujer", creadas por los lascivos ojos de la sociedad, para llevar a su terreno a la víctima. Como el punzante y fálico cáctus del spot, puede hacer daño "donde más duele". La que está "para comérsela" no es algo inventado ayer, aunque así pretendamos "venderla". En realidad, nos interpela para dejar de soñar, diciéndonos que no hay nada más sustancioso como lo tradicional, por mucho que queramos "revestirlo y venderlo" como algo "novedoso" y "juvenil". Por mucho "crujiente" envoltorio que utilicemos, si el interior no tiene sustancia, todo queda en imaginaria ilusión.
En definitiva, las apariencias engañan. Ambas campañas se retroalimentan con el juego de los roles sexuales para dar lecciones de imaginaria igualdad. Una a través de una fingida seriedad. La otra, a través del humor más rompedor y socarrón. Tanto el propio "muñeco para chicas" de 'Jack & Jones', como la "tía buena", la que está "que cruje", de las empanadas de carne de 'Mrs Mac's', se inventaron hace mucho tiempo por los verdaderos expertos del enfrentamiento entre sexos. Por los verdaderos artífices en ese "juego" del intercambio de roles sexuales: los propios Hombre y Mujer de nuestra evolutiva Sociedad Tribal, con sus naturales y evidentes diferencias históricas.
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