A escasos días del nacimiento de este año 2011, una nueva década se abre ante nosotros. Al igual que le pudiera ocurrir a cualquier persona, el año 2011 pasará por todos sus estadios de crecimiento. Ahora mismo, no es más que un bebé de pocos días, que necesitará del apoyo del espacio, del tiempo y del contexto circundante, para poder forjarse y seguir creciendo. Aunque sólo de nosotros dependerá que se convierta en un dulce porvenir.
Adoptará su propia "personalidad" y características que lo harán único. Como en la propia Sociedad, habrá quien se compenetre con su actitud y gestos. Otros le darán la espalda. Los demás se reirán con sus actos y decisiones. Pero lo más importante es que, sea como sea, él será único e irrepetible. Tal vez, se convierta en el mejor de la década. Tal vez, sea mejor olvidarlo cuando haya pasado. Pero como le pudiera ocurrir a cualquier persona, sus extrañas decisiones, según el punto de vista de los demás, pueden estar escritas a la espera de ser útiles, encontrándose con el destino cuando menos se lo espere...
La cuestión radica en que en este mundo en el que vivimos, tanto las personas como los años y sus décadas, debemos continuamente agradar a los demás. Si vivimos y convivimos en una Sociedad gregaria supuestamente civilizada, tanto este año 2011 como todos los que le seguirán, deberán agradar a los demás, a todos nosotros, para ser recordados.
El dilema a plantear viene dado cuando sabemos que no es el propio año, el propio niño, el culpable de los acontecimientos que se sucederán en su interior. Sino nosotros mismos, la propia Sociedad, que quiere forjarlo a su imagen y semejanza. Única y exclusivamente, pues, dependerá de todos nosotros que el nuevo año, el bebé actual, se convierta en aquello que esperamos de él.
Claro está que el infante podría salirnos más listo que el hambre. Y sepa agradar a todo el mundo, simplemente, abriendo la boca. Será entonces estupendo embaucador, capaz de hacer sentir a cualquiera que lo escuche, como "inocente colegiala", quien jugando con sus trenzas, a sus pies queda embelesada.
Aunque, si importante es agradar en esta Sociedad donde la familia es el gran pilar, más vale ser despierto para jugar con las palabras. Y es que saber lo qué decir en el momento apropiado, puede abrir más caminos que el neumático girando. Porque, si el destino quiso que dos personas se encontraran tras la "rueda" de la vida, no bastará con eso. Ahora, tocará agradar a familias de ambas partes. Sólo entonces, si resultas ser capaz de decir lo que cada cual quiera escuchar, tus oyentes jugarán con sus trenzas de colegiala. Algo que demostrará que cualquiera por sí solo, podrá ser gran partido de estupendo porvenir. Cuando no sólo sabe embaucar a su pareja, este año y el que venga, sino también al suegro que le mantenga...
Adoptará su propia "personalidad" y características que lo harán único. Como en la propia Sociedad, habrá quien se compenetre con su actitud y gestos. Otros le darán la espalda. Los demás se reirán con sus actos y decisiones. Pero lo más importante es que, sea como sea, él será único e irrepetible. Tal vez, se convierta en el mejor de la década. Tal vez, sea mejor olvidarlo cuando haya pasado. Pero como le pudiera ocurrir a cualquier persona, sus extrañas decisiones, según el punto de vista de los demás, pueden estar escritas a la espera de ser útiles, encontrándose con el destino cuando menos se lo espere...
La cuestión radica en que en este mundo en el que vivimos, tanto las personas como los años y sus décadas, debemos continuamente agradar a los demás. Si vivimos y convivimos en una Sociedad gregaria supuestamente civilizada, tanto este año 2011 como todos los que le seguirán, deberán agradar a los demás, a todos nosotros, para ser recordados.
El dilema a plantear viene dado cuando sabemos que no es el propio año, el propio niño, el culpable de los acontecimientos que se sucederán en su interior. Sino nosotros mismos, la propia Sociedad, que quiere forjarlo a su imagen y semejanza. Única y exclusivamente, pues, dependerá de todos nosotros que el nuevo año, el bebé actual, se convierta en aquello que esperamos de él.
Claro está que el infante podría salirnos más listo que el hambre. Y sepa agradar a todo el mundo, simplemente, abriendo la boca. Será entonces estupendo embaucador, capaz de hacer sentir a cualquiera que lo escuche, como "inocente colegiala", quien jugando con sus trenzas, a sus pies queda embelesada.
Aunque, si importante es agradar en esta Sociedad donde la familia es el gran pilar, más vale ser despierto para jugar con las palabras. Y es que saber lo qué decir en el momento apropiado, puede abrir más caminos que el neumático girando. Porque, si el destino quiso que dos personas se encontraran tras la "rueda" de la vida, no bastará con eso. Ahora, tocará agradar a familias de ambas partes. Sólo entonces, si resultas ser capaz de decir lo que cada cual quiera escuchar, tus oyentes jugarán con sus trenzas de colegiala. Algo que demostrará que cualquiera por sí solo, podrá ser gran partido de estupendo porvenir. Cuando no sólo sabe embaucar a su pareja, este año y el que venga, sino también al suegro que le mantenga...
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