El Cambio Climático y los Cantos de Sirena se hacen eco en Copenhage

La Triste Sirenita de Copenhague
Cuenta una leyenda que los cantos de Sirena embrujaban a los hombres del mar. Era tal el poder que emanaban, que los Hombres se rendían ante sus inevitables encantos. Pero los Hombres sólo buscaban satisfacer sus anhelos de forma pasajera, sin importarles lo que dejaban atrás. Hasta tal punto, que sucumbían en las oscuras aguas del Océano en busca de un amor imposible. Ocurrió un día que una inocente Sirenita, la Princesa del Mar, se enamoró y confió en uno de los Hombres. Por ello, la Sirenita decidió renunciar a su inmortalidad y vivir en el mundo terrenal. Pensó que teniendo amor, no sería tan diferente vivir en el Planeta como Ser Humano en vez de como legendaria Criatura del Mar. Sin embargo, la Sirenita no tardó en darse cuenta de que el Hombre era egoísta, que sólo pensaba en su bienestar pasajero. Y es que la Sirenita desconocía que los Hombres no saben amar de verdad. La Sirenita no sabía que los Hombres desconocen el mecanismo básico de la existencia natural: para poder amar en este Mundo a los demás, primero tenemos que amar, por encima de todo, al lugar que nos permite existir: nuestro propio Planeta. Sin él, nada importarán el progreso y bienestar de la vida moderna, porque la propia Vida dejará de existir. Ahora, después de comprobar lo que los Hombres hicieron con su Planeta, la Sirenita muere de amor, y yace petrificada sobre las rocas de la Tierra en tristes plegarias. La Sirenita muere un poco más cada día, añorando regresar a su mundo de ensueño. Al Mar puro y cristalino que le dió la vida y que nunca más existirá. Porque el Hombre, con su falso amor, se ocupó en destruir sus propios sueños, en vez de conseguir hacerlos realidad para seguir existiendo... (Un cuento de JotaEme).-

Después de tomarme la licencia de adaptar libremente uno de los cuentos más famosos del danés Hans Christian Andersen, tengo que decir que llegó el día. Hoy es 7 de diciembre de 2009, y la Cumbre por el Cambio Climático que se realiza, curiosamente, en Copenhage, puede llegar a ser algo más que cantos de Sirena. Desde la capital de las tierras danesas, Den Lille Havfrue, La Pequeña Dama del Mar, añora las aguas que la vieron nacer en su estado original. Sería un sueño hecho realidad, conseguir que la Tierra no tenga fecha de caducidad por culpa de la mano del Hombre.

Hasta cuándo las decisiones y declaraciones de los dirigentes políticos, no serán más que cantos de sirena que no llevan a buen puerto. Hasta cuándo seguirán mintiendo para embaucar, como las mismas sirenas, a la tripulación del ajado Barco, a la población de los habitantes del planeta Tierra, a nosotros mismos.

Hasta cuándo, para tomar una decisión necesaria y simplista. De nada nos sirven los adelantos técnicos, la revolución industrial, los medios de transporte, el progreso y las nuevas tecnologías, si no tenemos un lugar donde disfrutarlos.

¿Acaso alguien en su sano juicio, no sería capaz de sacrificar algún capricho diario si con ello siguiera manteniendo su propia casa y su vivienda en pie? Eso y no otra cosa es lo que le está sucediendo a nuestra Casa, a nuestro Planeta. La cuestión es que es increíblemente grande, pero no por ello deja de ser delicada y maternal. La Tierra llora a gritos su continua destrucción. Y lo que más le duele, es que quien la destruye es su ser vivo más querido: el Ser Humano. El único que tiene el poder para controlar ese cambio climático que ha provocado él mismo.

Una de las mejores campañas sobre los desastrosos efectos de futuro que acarreará el cambio climático, la puedes ver con este spot. Se trata de la campaña Vota por el Planeta, la cual lleva a cabo la World Wildlife Fund.

Con esta campaña de la WWF, no te muestran lo que tantas veces has visto en anteriores campañas, que cientos de organizaciones y fundaciones han difundido incansablemente a lo largo de los años. No te muestran bosques devastados o incendios incontrolados. No te muestran cascotes polares desintegrándose o enormes devastaciones producidas por inundaciones. No te muestran centrales nucleares escupiendo toneladas de polución hacia la atmósfera día tras día. No te muestran nada de eso, porque no hace ninguna falta cuando la propia Humanidad decida no nacer.

Por una vez, esto no son cantos de sirena, sino la cruda realidad. En las manos de todos nosotros está. Por el momento, dale al Play y conciénciate. Todo es empezar para darse cuenta de la realidad que te circunda.



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