Los Efectos Especiales también vuelan en Corto


A la hora de realizar una producción audiovisual, es tan importante la idea inicial que va a dar el fruto final, como la postproducción que necesita todo el proyecto para llegar a buen fin.

En el audiovisual contemporáneo, los llamados "Efectos Especiales" del cine clásico, se han bifurcado en varios departamentos donde podemos distinguir entre "Efectos Visuales", "Efectos de Sonido", "Efectos 2D", "Efectos 3D", "Efectos Animatrónicos" y un largo etcétera que depende de la magnitud del proyecto.

Estamos más que acostumbrados desde hace 3 décadas, a que nos intenten sorprender cada vez un poquito más cuando cuando vemos una película con los "Efectos Especiales". Unos efectos que se construyen a través de las nuevas tecnologías, la computerización y la resultante digitalización del sistema.

El problema viene dado cuando una película supedita toda su falta de guión y narración lógica, ante el artificio audiovisual que representan los "Efectos Digitales".

Aunque dichos efectos no son sólo potestad de las grandes superproducciones y los carísimos largometrajes. Y es que entre los cortometrajes también se pueden encontrar "joyitas" como la que os presento hoy. Se trata del cortometraje 405, todo un ejercicio de talento digital que aúna la acción más trepidante con la comedia más hilarante. Y lo mejor de todo es que los personajes no dicen una sola palabra. Aunque, no por ello, el guión está falto de sentido y deja de ser verdaderamente bueno. Sin duda, sus autores, Bruce Branit y Jeremy Hunt, supieron dar con la fórmula: los Efectos Digitales al servicio del guión, y no a la inversa.

Como curiosidad, cabe destacar que el proceso de rodaje se realizó en un sólo día, mientras que fueron necesarios 3 meses para llevar a cabo la postproducción. Lo más increíble de todo es que este trabajo de cortometraje costó únicamente ¡¡300 dólares!!

Para muestra un botón: el Play.


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